El humanismo y el renacimiento, a los inicios de la modernidad, trajeron consigo una nueva relación con la historia. En ese contexto cultural se ubicó el aporte del teólogo español, Melchor Cano, quien concretó la primera presentación sistemática de la metodología teológica en la transición de la escolástica medieval hacia la dogmática moderna (Seckler, 2006).
La historia fue conceptualizada por Cano como un locus theologicus alienus, poseedora de una autoridad para el lenguaje sobre Dios. En el siglo XIX se produjo la irrupción de la conciencia radical de la historicidad del pensamiento que ha tenido enormes repercusiones en los más diversos ámbitos vitales y científicos, más tardíamente en la Iglesia y la teología.
Como destacan múltiples autores -G. Alberigo, C. Theobald, etc.- la asunción de la conciencia histórica es uno de los datos más relevantes del Vaticano II.
Esta nueva conciencia se explicita particularmente -aunque no de manera exclusiva- en Gaudium et spes, en "una forma nueva de teología" que Y. Congar caracteriza por el esbozo de una metodología "inductiva y concreta" (1970: 14).
El lugar teológico historia se concretiza allí, especialmente, con el término pastoral signo de los tiempos (Sander, 2006: 137).
Fuente: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0049-34492016000300009
El “lugar teológico” en Jon Sobrino.
Este trabajo indaga en la relevancia del término “lugar teológico” en Jon Sobrino. Partimos de un supuesto fundamental de la teología de la liberación, a saber, que Dios se hace presente y continúa revelándose en la historia actual. Se abordan, en esta tarea, la controversia sobre el método teológico del autor y su recurso al círculo hermenéutico para comprender la revelación a partir de la praxis de seguimiento de Cristo.
El uso del término “lugar teológico” tiene importancia en la teología latinoamericana. Con él se indica fundamentalmente que Dios, de algún modo, continúa revelándose en la historia. En el presente artículo tratamos sobre este tema en Jon Sobrino, el teólogo que más utiliza el término.
Fuente: http://www.scielo.org.co/pdf/thxa/v66n181/v66n181a01.pdf
Objeto, método y naturaleza de la historia de la Iglesia.
El objeto de la Historia de la Iglesia es describir el crecimiento en el espacio y en el tiempo de la Iglesia fundada por Jesucristo. En cuanto que recibe su objeto de la ciencia de la fe y se apoya en la fe, es una disciplina teológica y se distingue de una simple historia de la cristiandad.
En la medida en que la Iglesia tiene un pasado y una historia; está sometida a las exigencias del método histórico. La Historia de la Iglesia está vinculada a sus fuentes, y las leyes de la crítica histórica se aplican a los documentos y a los hechos que descubre, lo mismo que en las demás disciplinas históricas. La relación inteligible de los hechos descubiertos, la percepción de los motivos que inspiran y dirigen a los hombres de la Iglesia, tal como aparecen en los documentos del pasado, la génesis y el desarrollo de las instituciones de la Iglesia, todo esto proviene de la observación y del método histórico.
La Historia eclesiástica, sin embargo, se distingue de las ciencias profanas y de una simple historia de la cristiandad; en razón de su objeto y de los principios que la iluminan, es una verdadera disciplina teológica. Como totalidad, la Historia de la Iglesia no puede ser concebida más que como la historia de la salvación, en ejercicio de aplicación y de actualización desde Pentecostés hasta la Parusía, y su sentido no puede ser percibido más que por la fe. La Historia de la Iglesia es la presencia continuada de la palabra de Dios en el mundo, por el anuncio del Evangelio y la constitución del pueblo santo adquirido por la sangre de Cristo. La Historia de la Iglesia, en cuanto compresión del misterio de salvación en su fase de realización, dimana de la inteligencia teológica.
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